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sábado, 2 de febrero de 2013

La torre de Espantaperros
Pasillo por el cuál se llega a la torre.
Vista de la torre antiguamente
           La Torre de Espantaperros en Badajoz, es uno de los más notorios monumentos almohades de la Península Ibérica, del siglo XII para ser más exactos, la mandó a construir el Califa Abu Yaqub Yusuf (1135-1184). Se la conoce también por el nombre de Torre de la Atalaya o Torre del Alpéndiz, denominación ésta última del todo incorrecta, (el Alpéndiz está en otra zona de la Alcazaba) y cuya perduración resulta inexplicable. La torre de Espantaperros está situada en la parte oriental de la Alcazaba de Badajoz y constituye la torre de vigilancia más fuerte de todo el recinto. 

Esta torre es del tipo conocida como Albarrana, es decir, que estaba colocada por delante del lienzo de la muralla y conectado a él por un pasillo estrecho y un arco. Estas torres albarranas son características de la arquitectura militar islámica en la Península Ibérica, aunque normalmente ya son de bastante menor tamaño que el que nos ocupa.
Aquí podemos comprobar la altura de la torre
       Su planta es octogonal, es decir con ocho lados, y se conserva en toda su altura, unos 30m. En ella hay varias ventanas  pequeñas llamadas aspilleras La mayor parte de la Torre es maciza, construida con tapial  salvo sus dos plantas superiores que constituyen dos cámaras anulares abovedadas, la torre fue restaurada por el arquitecto Ventura Vaca. En origen estaba rematada por una pequeña construcción cuadrada decorada con arcos entrecruzados, al que en la época cristiana se le superpuso el remate de estilo mudéjar que ahora puede verse. En el verano de 1920 el estado de ruina era preocupante. Un par de años después parte de la torre se desplomó cayendo al interior de una de las viviendas que tenía adosadas. El alcalde, a instancias del arquitecto municipal, exigió a la Comisión de Monumentos que se pronunciara: se restauraba la torre o se demolía. 
La torre de Espantaperros
             Este remate mudéjar llamado templete, tenía cómo fin alojar una campana, actualmente hecha añicos que se encuentran en el almacén del  Museo Arqueológico Provincial de Badajoz y que fue desmontada a finales del siglo pasado. Por desgracia, los actuales accesos y el mantenimiento de la torre no permiten abrirla al público.
Vista lateral de la torre
             Las torres poligonales no son particulares en la arquitectura almohade andalusí. Su construcción formaba parte de reforzamientos de las fortificaciones que emprendieron los almohades en toda Al-Ándalus, necesitaba de defensa ante el empuje bélico y territorial de los reinos cristianos del norte.



 Pero un problema estropea toda la belleza que esta torre nos muestra, es un edificio con forma de cubo  que fue construido para la  Facultad de Biblioteconomía y Documentación con el cual ha habido varias disputas.

Edificio del cubo mencionado en el texto

De hecho, la Alcazaba de Badajoz, tal y cómo hoy se nos presenta es el producto de éste programa constructivo. Pegados a la torre se encuentran los jardines de la Galera, que son  históricos de Badajoz, de reciente recuperación y uno de los espacios más bellos y desconocidos del Casco Antiguo que contiene plantas de los cinco continentes.
Jardines de la Galera



Vista de latorre desde la Plaza Alta


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